lunes, 2 de julio de 2012

Liderazgo y la gestión de equipos eficientes - OPTIMA | Consultora para Inmobiliarias


Partimos de la premisa que gerenciar no equivale a liderar, que un gerente no necesariamente es un líder, y que un líder no es necesariamente un gerente. En el mundo de negocios actuales, donde la mayor constante es el cambio y donde la complejidad de los problemas es cada día mayor, el rol del líder toma una relevancia cada vez más importante, ya que sin una visión y manejo estratégico que guie a la empresa y a los empleados, la salud y supervivencia de la empresa corre grandes riesgos.

Cuando se habla de liderazgo, normalmente la imagen que surge es la de un jefe ejerciendo su poder sobre los subordinados, pero el liderazgo va mucho más allá de la relación jefe-empleado, ya que el poder de influenciar también se ejerce con pares, con jefes y con clientes. En otras palabras, el liderazgo es la habilidad de influenciar a otros, a pesar de que no se tenga una autoridad formal.

         A lo largo de mi desarrollo profesional tuve la oportunidad de ver a muchos equipos de trabajo. Unos caracterizados por la rivalidad y competitividad de sus miembros, otros donde la grandeza del objetivo perseguido era tan valorada por sus miembros que a la hora de trabajar se dejaban de lado fácilmente las diferencias personales. Hay equipos en donde la falta de cohesión afecta hasta el punto de no permitir que se despierte la sinergía mínima necesaria para que el equipo funcione.

         Para que un equipo de trabajo sea eficaz, debemos contar con 4 factores fundamentales:
-       OBJETIVOS CLAROS
Antes de comenzar es importante tener claro a donde se quiere llegar. Visualizar el potencial, las posibilidades, oportunidades y determinar claramente los objetivos a alcanzar en términos concretos, realizables y acotados en el tiempo. Esto también es útil cuando es posible elegir a los miembros del equipo, ya que de acuerdo a los objetivos será mejor contar con un perfil de personas u otro.
-       REGLAS DE JUEGO DEFINIDAS
No hay nada más sano que tener reglas de juego claras. De esta manera todos los miembros del equipo saben qué esperar y cuando. Este punto también se refiere a tener delimitadas las responsabilidades. Aunque es bueno apostar a la responsabilidad compartida, es bueno que ciertos aspectos específicos correspondan a determinados integrantes.
-       COMUNICACIÓN
Es algo que cuesta muy poco y puede conseguir mucho. Una comunicación fluida, en todos los sentidos. Favorecer la comunicación e incluso provocarla. Es un feedback que favorece a todos los miembros de un equipo (en especial al líder, que tiene por responsabilidad la gestión del equipo). Procurar el desarrollo de una comunicación asertiva: sinceridad y autenticidad, sin descuidar el respeto.
-       ESPÍRITU DE COLABORACIÓN
Con los puntos anteriores cubiertos, debería surgir espontáneamente el espíritu de colaboración y sinergía. Si no se observa esta conducta en el equipo habría que revisar los anteriores porque seguramente estamos fallando en alguno.

         Para alcanzar estos cuatro factores, es indispensable la presencia de un líder capaz de descubrir los talentos de cada uno de los miembros del equipo para capitalizarlos y que “el todo sea mas que la suma de las partes”. El líder debe también inspirar a los suyos para que el objetivo perseguido sea asumido como propio por cada uno.

El liderazgo no se trata de compartir el poder o la toma de decisiones estratégicas de forma democrática, sino en inspirar, guiar y ser un modelo a seguir. No todos los dueños o directores son líderes, y no siempre sus empleados les obedecen por convicción, sino que lo hacen por necesidad o por mero tema de autoridad formal. Si los subordinados o pares se ven defraudados con las habilidades de liderazgo de la persona a la que reportan, el poder que ésta ejerza se verá diluido y tornado ineficaz, lo que impedirá la implementación exitosa de cualquier tipo de plan estratégico en la empresa.